lunes, 30 de noviembre de 2009
Poder retratado
sábado, 28 de noviembre de 2009
Un nuevo impuesto a la banca mundial
jueves, 26 de noviembre de 2009
Aires de cambio para Myanmar
martes, 3 de noviembre de 2009
Turno para la doble 'europresidencia'
En España, Europa suena, más que nunca, a cambios. Y en el Partido Socialista, a oportunidades. La apertura de puertas por parte de la República Checa al Tratado de Lisboa despeja finalmente el camino a nuevas formas de hacer política desde Bruselas, y una de las nuevas figuras institucionales que establece el Tratado es la de presidente del Consejo de Europa, un cargo que pretende sumar cierta estabilidad y facilitar la continuidad de los proyectos de la Unión.
Con una duración de dos años y medio por mandato y renovable una vez, los nombres que más se barajan para el puesto son: Ander Fogh Rasmussen, Secretario General de la OTAN y ex primer ministro danés; el primer ministro luxemburgués, Jean-Claude Juncker; el laborista y ex primer ministro británico Tony Blair; y, uno de los favoritos de los socialistas europeos y del propio Nicolas Sarkozy, Felipe González, que actualmente preside el llamado Grupo de Reflexión de la UE.
Seguramente, a Zapatero no le vendría nada mal que sea González el elegido, pese a que él mismo ha anunciado que no está interesado en ocupar el puesto. Pero es que, a todas luces, a Zapatero le va a tocar ser el primer presidente de turno que conviva con la nueva figura de un presidente estable del Consejo, y aunque se ha comprometido a ofrecer todo su apoyo a quien finalmente ocupe el puesto, también se muestra decidido a mantener su protagonismo como “presidente de transición” en Europa. La presidencia de turno que viene es un escaparate de ambiciones políticas demasiado reluciente como para dejarlo pasar. Ambiciones políticas entre las que se encuentra, según el mismo Zapatero, la recuperación económica, el desarrollo de los derechos sociales y la reavivación de Europa en el panorama internacional, para lo que Zapatero no dudará en tender puentes a Latinoamérica y a África.
Grandes ambiciones de difícil concreción, aunque en cualquier caso, la implantación de Lisboa, el presumible retorno al crecimiento de los principales estados de la Unión y los acuerdos alcanzados en material medioambiental son ya medallas fáciles de atribuir si todo sale bien. Y González como presidente del Consejo sería la guinda del pastel.
Fuente: elpais.com