De este a oeste y de la física a la política. A simple vista puede parecer que la vida de la canciller alemana, Angela Merkel, ha estado marcado por los extremos. No obstante, es su fórmula de base centrista y conciliadora la clave de su éxito, no sólo como reelecta por el pueblo alemán para la cancillería, sino también como figura central en el plano internacional.
Aunque nació en Hamburgo, Merkel se mudó con su familia a la Alemania del Este cuando ella era sólo una niña, después de que su padre decidiera que sus labores como pastor protestante serían más necesarias en el bloque comunista. El que el cabeza de familia considerara al Este como una región más desafortunada jugó su papel en el hecho de que a Merkel le fascinara, como a la mayoría de los alemanes de la RDA, el modo de vida de Occidente, aunque hasta los 35 años tuvo que vivir al otro lado del Muro de Berlín.
Fue con la caída del Muro cuando Merkel comenzó a dar rienda suelta a su ambición y pasó a la política activa en la CDU (Unión Cristiana Demócrata), dejando atrás su excelente carrera como doctora en Física. La unificación de Alemania requería un Gobierno visiblemente unificado, compuesto por figuras de ambos lados, lo que le facilitó el impulso a Merkel. De diputada pasó a ministra, y en 1998 se convirtió en secretaria general de la CDU, el mismo año en el que se casó con su actual marido, el profesor de química Joachim Sauer, que prefiere evitar las apariciones en público. Pese a ir ganando peso progresivamente en la escena política, pocos a su alrededor la tomaban en serio, pero Merkel aprovecharía la estrepitosa caída de Khol para catapultar su proyección a las más altas esferas del partido.
En 1999, el entonces canciller de la CDU, Helmuth Khol, que había sido el padrino político de Merkel, se vio inmerso de lleno en una trama de financiación ilegal del partido y la actual canciller comenzó a sonar entre los nombres que tomarían el relevo del líder caído en las elecciones de 2002. La inteligente maniobra de Merkel la llevó a renunciar a una candidatura a unas elecciones que se preveían complicadas para la CDU. Fue esta elegante retirada a tiempo lo que impidió que sus pretensiones de poder se fulminaran en un momento tan complicado para su partido, y su paciencia se vería recompensada en 2005, cuando ganó las elecciones frente al anterior canciller, Gerhard Schröeder. Desde entonces hasta hoy, Angela Merkel ha tenido claro lo que quiere para Alemania, y su centrismo, planificado y eficaz, mantiene a Alemania a la cabeza de Europa, tanto política como económicamente.
Fuente: El País Semanal, eleconomista.es